Un toque de maquillaje en tonos bronce y un poco de sol son el secreto para una piel bañada de luz. Sin embargo, uno de los riesgos de este tono es que puede resultar muy marrón e incluso puede envejecer el rostro. Para evitarlo, hay que aplicar un color que anime la tez, pero que sea transparente.
Son preferibles las texturas ligeras y satinadas, y sobre todo, es conveniente utilizar poco producto. Así, en las mejillas es mejor aplicar colores vivos, preferentemente coral, que tanto se lleva esta temporada.
Además, las cremas hidratantes con color son una excelente opción para la primavera y el verano, ya que poseen un porcentaje de pigmentos menor que el de las bases de maquillaje, y por ello, resulta mucho más natural.
Para las pieles grasas con tendencia a tener brillos, es recomendable eliminarlos mediante un toque de polvos traslúcidos o con la ayuda de papeles antibrillo.
Los labios tienen que lucir y combinar con el tono bronce del rostro. Por eso es importante elegir tonos muy frescos para evitar un efecto recargado. El aliado perfecto es un gloss con color: naranja, fucsia, rosa e incluso rojo impactante
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