sábado, 3 de noviembre de 2012

Pero ya crecí...

Siempre quise crecer... tener la vida entre mis manos y volar en la vida, libre sin ataduras, sin miedos que atormentaran mis sueños...
Pero ahora que crecí, me doy cuenta que la vida no es así de fácil, que no hay vida en las manos, sino en el corazón... que no hay libertad sin ataduras que soltar, y que no hay sueños sin que aparezca el miedo acechando todo a su paso ...Ahora crecí... de un golpe pero crecí, y me doy cuenta que por crecer, deje muchas cosas aún lado. Perdí el sabor de un kilo de son risitas con sabor a miel.
Llegué creer que crecer era dejar de soñar, era abandonar mi magia y dejar de disfrutar de las pequeñas cosas que me ofrece la vida...
Pues si, por querer ser una mujer fuerte y segura, alejé de mí, mi fragilidad y mi delicadeza. Por querer ser perfecta me olvidé de disfrutar lo que tanto anhelé. Alcanzé de un brinco ese sueño tan esperado, que ahora por querer hacer todo bien, no estoy entregando la pasión que siempre envolvía a ese sueño tan mio.
Ahora lo sé, ahora estoy segura que no es mejor cumplir los sueños, sino el camino para llegar a ellos, ya que toma otro sabor, el sabor de vivir esta vida loca y mía, con todo lo que eso implica, lo bueno y lo malo que hoy me toca llevar en mi alma.

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